BREVE RESEÑA HISTORICA

Julio 21, 2024
Comunidad Colombiana de Lowell.
Celebración del Dia de la Independencia de Colombia. Homenaje a los primeros textileros colombianos que vinieron a Lowell, MA en
los 60s/70s
City Hall of Lowell, MA.

La industria textil en Nueva Inglaterra se remonta a comienzos de 1800, la de Colombia a principios de 1900. Ambas pasaron por múltiples altibajos, ambas alcanzaron la prosperidad y el declive, pero hubo un periodo a finales de los 60s y comienzos de los 70s donde las historias de Lowell, Massachusetts y el Valle de Aburra (Medellin y sus alrededores) se entretejieron, lo que da origen a nuestro evento.

En 1960/70 la industria textil en Nueva Inglaterra empezo a declinar y a ser eclipsada por la industria del acero, automóvil y electrónica que ofrecía mejores condiciones y requerian menos esfuerzo y capacitación. En Lowell, autoproclamada la cuna de la revolución industrial, no solo los negocios no iban bien, sino que habia una escasez severa de mano de obra capacitada. Las pocas companias que sobrevivieron los 70s como Wannalancit, Ames y Joan Fabrics, lo hicieron gracias a su flexibilidad y especialización en ciertas telas.

Por su parte, durante el mismo periodo, la industria textil en Colombia estaba en sus primeras etapas de desarrollo industrial y el 89% de la mano de producción estaba concentrada en Medellín y sus alrededores.
Coltejer, la compañía privada más grande de Colombia, fue fundada en 1907. Durante la
epoca de la Gran Depresión, a Coltejer le fue muy bien comprando telares Draper and Crompton de las compañías textileras que cerraron sus puertas en los Estados Unidos. Esta práctica continuó hasta mediados de los 70s.

En los años 70s, las textileras en Colombia estaban bien organizadas, tenían diferentes rangos para sus empleados y el criterio para promoción incluia capacitación, años de experiencia y mérito; sin embargo, una vez en el tope, la posibilidad de seguir creciendo era muy limitada.

Mientras tanto, en las companias textiles de Lowell, las cuales continuaban operando las mismas máquinas de años atrás, con trabajadores a punto de jubilarse y, debido a la falta de personal, un tejedor ejercía diferentes trabajos en una sola semana.

En Medellín, los salarios por rangos eran fijos entre las diferentes companías y contaban con buenos beneficios, sin embargo, comparado con los salarios de Lowell, a pesar de que no contaban con los mismos beneficios, un trabajador en Lowell en un día se hacía el equivalente a una semana de trabajo en Medellín; esto sin contar con la posibilidad de trabajar horas extra que se pagaban con incremento del 50%.

"Parecía que era inevitable que los trabajadores de Medellín terminaran trabajando en Lowell."

La situación de las textileras en Lowell era tan desesperante que se ofrecia trabajo y entrenamiento a trabajadores locales jóvenes y el primer día se presentaban 100 personas, al tercer día no llegaba ninguno.

En 1979, Mr. Ted Larter, presidente de Wannalancit Textil Company, relataba como llego el primer colombiano a su compania. Era alrededor de 1970; el era documentado, hablaba inglés y me preguntó si necesitaba una persona que arreglara tejedoras Draper. Yo le dije: "Amigo, yo le doy un beso si usted sabe arreglar una tejedora Draper". "Déjeme le demuestro", contestó. Se puso un overol, trajo la herramienta de su carro, entró en la fábrica y me demostró que él sabía lo que estaba haciendo. Yo le dije: "Dios mío, usted tiene el trabajo". El pregunto: - "Le gustaría tener más gente de Colombia?" Le dije: "Seguro que sí." En la medida en que más colombianos empezaron a llegar, Mr. Larter más tarde dice: "Dios mío, tal vez tenemos un futuro".

Este colombiano que apareció en Wannalancit fue uno de 19 mecánicos textileros reclutados directamente desde Colombia por una compania en New York City en 1969 para trabajar en Connecticut. A este grupo se le conoció como el "enganche". La compañía en cuestión de un año cerró sus puertas y estos trabajadores se dispersaron entre New Hampshire, Rhode Island and New York. Más tarde, siete de ellos, en algún momento, llegarían a trabajar en Wanallancit, Lowell, MA.

Este primer enganche de colombianos estaba considerado entre los más experimentados, diligentes y dedicados mecánicos de telares disponibles en Colombia. Eran orgullosos de sus habilidades, tenían sentido de propósito, devoción a los textiles y lealtad.

Eventualmente estos trabajadores empezaron a traer a sus esposas e hijos, amigos, conocidos y referidos, hasta el punto de que muchos miembros de una misma familia trabajaron en la misma empresa y, en el caso de Wannalancit a los finales de los 70s, más del 50% de la fuerza laboral eran colombianos.

Es a estos primeros colombianos, hombres y mujeres, que se sacrificaron para que tuviéramos un mejor futuro, que queremos, con este monumento, decirles mil gracias por lo que hicieron y que nunca los olvidaremos.

A. Sierra

NOTA
La mayoría de este texto fue extraído, adaptado y traducido del libro:
The Continuing Revolution
A History of Lowel, Massachusetts
Lowell Historical Society
Edited by Robert Weible
Section 15- A Time of Transition: Colombian Textile Workers in Lowell in the 1970s
By Eleanor E. Glassell-Brown